viernes, 23 de marzo de 2012

Mutación 1 _Ciudad-pantano_




Las ciudades y sus habitantes van generando en su convivencia, mutaciones. 

Así como hay personas, hay anfibios y a veces hay personas-anfibias, no confundir con ambiguas que son obviamente otras.

Estos seres nacen de la ciudad-pantano, una ciudad tipo que se fue llenando de gente, con la gente de caos, con el caos de mugre y así se fue estancando, empantanando. Sufrió esa metamorfosis de pueblo a ciudad espontánea, caótica y no planeada.

Es en este contexto que surgen las personas-anfibias, una mutación necesaria del ser humano, quizá podríamos enumerar culpables, pero al final necesitamos que alguien “croe” en el pantano. No todos tenemos esa habilidad, no todos sabemos croar, entonces son necesarias.

Ahí es donde sucede, cuando la rutina del día a día nos hace olvidar  que estamos en el pantano, simplemente no pensamos, ni vemos, ni olemos. Somos un “copy-paste” de vaya saber quién.

Primero croa uno anunciando despacio que empezó, y lo ignoramos, luego croan más, aun así todavía podemos caminar.  Entonces se hace insoportable, cuando uno empieza le siguen todos, el croar crece hasta ser un murmullo ensordecedor. Hasta sentir que te estallan los tímpanos y gritas ¡BASTA!

 El croar no cesa, pero no molesta, me han cambiado, eh mutado. En este caos rutinario de ciudad-pantano hay personas mudas y anfibios croando.

sábado, 17 de marzo de 2012

_Que respires mi aire me pone nerviosa_



Persianas bajas, algo de luz se filtra por las maderas viejas, esa penumbra dibuja una sala-cuarto, aposento y guarida de este ser agazapado en un sillón.
¿Qué tanto has hecho con este lugar?, -dice el intruso-  ¡Falta aire, abrí un poco las ventanas, es un ahogo! ¡Se respira polvo!

Da un paso. Desde ese ángulo puede ver mejor, todo lo ha llenado con libros y hojas con notas, con garabatos. Están apiladas en la mesa, los estantes, las sillas, pilas y pilas de libros y garabatos. En el rincón su sillón, 3 cuerpos de cuero negro y ella agazapada  encima, las rodillas cerca al pecho. Le ha crecido el pelo, cubren su rostro como raíces, “parece” una criatura asustada. Se ha envuelto en unos trapos, dejan ver algo de sus huesudas piernas, las tiene atrapadas con los brazos, como si se fueran a romper.

Da un paso más, coge una silla, se sienta y la mira. Ahora se ha llenado de angustia, de pensamientos estúpidos, ¿Qué te ha pasado? ¿Qué es esto? ¡Estas mal! ¿Cómo te ayudo? Aquí estoy ahora, te voy a cuidar. Y sigue, cuanto más le pesa más habla, habla ¡Habla! y dice y no calla, no calla más.

De pronto una pausa, se ha movido un poco, la criatura está viva después de todo, se le ha movido el pelo, esta conciente, respira, pausado pero respira.

Toma aire, le clava la mirada, sus ojos brillan endemoniados, levanta un poco la mano y despliega un dedo escuálido apuntando a la puerta.
Entonces dice _que respires mi aire me pone nerviosa_