sábado, 17 de marzo de 2012

_Que respires mi aire me pone nerviosa_



Persianas bajas, algo de luz se filtra por las maderas viejas, esa penumbra dibuja una sala-cuarto, aposento y guarida de este ser agazapado en un sillón.
¿Qué tanto has hecho con este lugar?, -dice el intruso-  ¡Falta aire, abrí un poco las ventanas, es un ahogo! ¡Se respira polvo!

Da un paso. Desde ese ángulo puede ver mejor, todo lo ha llenado con libros y hojas con notas, con garabatos. Están apiladas en la mesa, los estantes, las sillas, pilas y pilas de libros y garabatos. En el rincón su sillón, 3 cuerpos de cuero negro y ella agazapada  encima, las rodillas cerca al pecho. Le ha crecido el pelo, cubren su rostro como raíces, “parece” una criatura asustada. Se ha envuelto en unos trapos, dejan ver algo de sus huesudas piernas, las tiene atrapadas con los brazos, como si se fueran a romper.

Da un paso más, coge una silla, se sienta y la mira. Ahora se ha llenado de angustia, de pensamientos estúpidos, ¿Qué te ha pasado? ¿Qué es esto? ¡Estas mal! ¿Cómo te ayudo? Aquí estoy ahora, te voy a cuidar. Y sigue, cuanto más le pesa más habla, habla ¡Habla! y dice y no calla, no calla más.

De pronto una pausa, se ha movido un poco, la criatura está viva después de todo, se le ha movido el pelo, esta conciente, respira, pausado pero respira.

Toma aire, le clava la mirada, sus ojos brillan endemoniados, levanta un poco la mano y despliega un dedo escuálido apuntando a la puerta.
Entonces dice _que respires mi aire me pone nerviosa_

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